Ya hemos comentado en otro post sobre la expansión y la influencia del Ayurveda desde la India hacia el sudeste asiático, China y Japón a través del budismo, y de su fusión con las medicinas chamánicas locales de Tailandia. De ahí se puede desprender que el hacer un buen masaje no sólo depende de la técnica sino también de otras capacidades, destrezas y talentos más ocultos.

Si nos imagináramos un árbol, en la base, sus raíces, lo que no se ve, lo que intentamos transmitir sutilmente tanto al cliente como a nosotros mismos, estarían los cuatro conceptos o las divinas moradas del budismo (el amor incondicional, la atención consciente, la dicha plena y la ecuanimidad).  Mientras damos un masaje, debemos estar concentrados, atentos, con un ánimo alegre, sereno y de calma, y conectados de alguna forma con nuestro cliente.

Metta

Varios son los significados que le podemos dar a esta palabra como “amor”, “amistad”, “benevolencia”, “interés activo por los demás”. Se trata de cultivar estados mentales positivos hacia otras personas pero también hacia uno mismo. Los que cultivan metta consiguen alejarse de los deseos y la hostilidad y contribuyen a un mundo con más amor, armonía, paz y felicidad.

Karuna

Es un concepto budista de “empatía”, de “compasión”, de identificación afectiva y solidaria con el sufrimiento de las personas. Es un deseo sincero y sentido de aliviar el dolor a todos los seres sin esperar nada a cambio.

Uppekha

El significado es “ecuanimidad”. Es calma concentrada y comprometida. Es necesario un espíritu concentrado, dirigido al momento presente y comprometido profundamente con la realidad, para que la ecuanimidad, o la “paz en medio de la tormenta”, el equilibrio y la armonía de espíritu aparezcan. Es la estabilidad de la mente. Es un valor humano fruto del desarrollo personal.

Mudita

Es la “alegría” que sentimos de forma sencilla y desinteresada de lo bueno que le pasa a los otros. Es un estado que se consigue cuando nos alegramos de las buenas cualidades y circunstancias de los demás.

En las ramas del árbol encontraríamos ya la parte más física o técnica, lo que se ve y lo que se siente conscientemente.

Los fundamentos del masaje
  • Reacción. Cómo el cuerpo del paciente reacciona a nuestro tacto.

  • Profundidad. Puedes ir muy profundo, pero no demasiado rápido.

  • Acción. Un único momento para una sola acción. No trates de hacer varios movimientos a la vez. Concéntrate en el momento presente en un punto.

  • Escucha. Escucha el cuerpo de tu paciente, los puntos de tensión, los bloqueos, los límites, el umbral del dolor, etc.

  • Gravedad. Siente la gravedad. La profundidad mejorará si está en línea con tu hara.

  • Distancia con el cuerpo. Encuentra la posición correcta para una mayor estabilidad y efectividad en el movimiento. Siente también si tu posición te produce alguna tensión. Busca la comodidad.

  • Acoplamiento perfecto. Que tus manos, dedos, codos, rodillas o pies se ajusten adecuadamente a la anatomía de tu cliente.

  • Enraiza. Busca los puntos y las zonas y penetra en ellos con lentitud, escuchando, sintiéndote cómodo y familiar. Conecta.

Conclusión

Cultiva la técnica pero no te olvides de cultivar también la concentración, la atención, la intención, el buen ánimo, y la empatía, la compasión y la comprensión con tus clientes.

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